Tras un día de galerna, Cidade Vii fue invadida por un ejército entrenado para conseguir una ciudad perfecta. Aquellos soldados altísimos de uniforme negro y cabeza de lobo peinaban el territorio, registraban cada casa, no dejaban nada al azar. Temían instrucciones muy claras que cumplir: atrapar a aquellos que perturbaban el equilibrio social, las personas consideradas diferentes, meterlas en los camiones y trasladarlas a Recinto Gris, un lugar habilitado para alojar a los que non encajaban en su diseño.
Aqueles soldados lobos se presentaron en la casa de Nube, una chica incapaz de mentir, con la intención de llevársela.